LeaH
Es joven, es fuerte, es mujer. No sabe para donde va hoy, pero hace unos meses lo sabia.
Cree que tiene un desorden de personalidad tiene dos nombres, un día es una chica seria y de carácter fuerte, recatada, respetable y disciplinada otro día le hace falta libertad quiere comerse el mundo es espontanea, alegre, soñadora y melancólica. Cree que es genial pero prefiere ser una malabuena para disimular tanta maravilla en un solo ser.
Las historias de LeaH son entretenidas por que siempre son diferentes pero aterra saber que son ciertas, mis preferidas son las que tratan de sueños, quizá es porque no me atrevo a soñar así de esa manera tan imposible como lo hace ella, prefiero escuchar esos sueños y reírme pensar que es una loca que no va a ningún lado, centrarme en la realidad casi siempre estoy de acuerdo con ella pero casi que quede claro.
Los apegos emocionales
Solo una vez en la vida se vale apegarse algo o alguien solo una vez se vale sufrir por algo que no nació con nosotros que es ajeno a nuestro cuerpo y mente. Digo que esto se vale una sola vez porque hay que sentir el dolor del que hablo para aprender a superarlo.
Cuestionarse es bueno, mas si es de nosotros mismos sobre lo que sentimos ahí es donde inicia el conocimiento propio y de esa manera desaparecen los apegos emocionales o por lo menos fue mi receta para entender que el sufrimiento es algo difícil pero muy sencillo de superar. No es que sea fría, ni que me haga la fuerte es que la verdad no me permito sufrir por ninguna cosa o persona que sea ajena a mi. Cada persona es diferente, cada criterio se forma con la experiencia, esta es la mía realmente es un reto proponerse ser una persona saludable emocionalmente pero se puede lograr.